29 de julio de 2025. A las 5:24 p.m. de ayer, un poderoso terremoto de magnitud 8,8 sacudió la costa oriental de la península de Kamchatka, Rusia, en lo que expertos han calificado como uno de los eventos sísmicos más intensos registrados en esa región desde el año 1952, cuando ocurrió un terremoto de magnitud 9 en la misma zona.
El sismo fue originado por el proceso de subducción de la placa del Pacífico bajo la placa Norteamericana, y su fuente sísmica tuvo una duración aproximada de 200 segundos de rompimiento, extendiéndose hacia el suroeste de Kamchatka, a unos 220 kilómetros del epicentro y a una profundidad cercana a los 50 kilómetros.
Réplicas y secuencia sísmica
Desde el evento principal, cientos de réplicas han sido registradas, todas desplazándose hacia el suroeste, siguiendo el mismo patrón de ruptura. Expertos advierten que la secuencia sísmica podría prolongarse durante semanas o incluso meses, debido a la magnitud del evento. Este tipo de terremotos, con magnitudes superiores a 8, se producen en promedio solo tres veces al año en el planeta, siendo este el primer megaterremoto reportado en 2025.
De acuerdo con especialistas de la Red Sismográfica de la Obsicorona, el evento pudo haber sido anticipado por un terremoto de magnitud 7,1 que se produjo semanas antes en la misma zona, lo que habría modificado las condiciones de estrés en la falla principal, desencadenando el sismo de gran magnitud.
Impacto global y monitoreo en Costa Rica
Las ondas sísmicas del megaterremoto han sido detectadas en todo el mundo, incluyendo Costa Rica, donde la red sismográfica registró con detalle el paso de las vibraciones. Por el momento, se monitorean los sismogramas para descartar un “disparo dinámico” de microsismicidad en territorio nacional, aunque no se han reportado efectos directos.
Vigilancia continua
Las autoridades sismológicas del país se mantendrán en observación constante del comportamiento de la actividad sísmica en Kamchatka, con el fin de analizar la dinámica de la ruptura y extraer aprendizajes que permitan mejorar la prevención y la respuesta ante terremotos de gran magnitud.
Gracias a la red de monitoreo, Costa Rica dispone de información en tiempo real sobre la evolución de este evento, lo que refuerza la capacidad de análisis y la preparación ante fenómenos sísmicos de gran escala.