Más de diez días han transcurrido sin que el volcán registre erupciones significativas ni emisiones relevantes de ceniza, según los últimos reportes de vigilancia. La última erupción fuerte ocurrió el pasado jueves, precisamente hace una semana, y desde entonces la actividad eruptiva se ha mantenido al mínimo.
Sin embargo, los especialistas advierten que el volcán sigue mostrando una desgasificación intensa. Los análisis de la señal sísmica y la actividad acústica de las últimas 24 horas revelan una marcada variabilidad, alternando períodos de mayor intensidad con otros de calma, especialmente durante la noche. Este comportamiento irregular también se refleja en la energía acústica, que ha pasado por fluctuaciones entre mínimos y máximos.
A nivel de observación directa, desde el martes se registra la presencia de agua en la boca C del volcán, mientras que la boca A permanece totalmente seca. Ambas bocas continúan con emisiones de gases, observándose un borbollón en una de ellas. Durante las noches, las cámaras de vigilancia han detectado una luz roja intensa en la zona del cráter, visible incluso a distancia, aunque esta no se considera extremadamente potente. Las imágenes fotográficas de larga exposición han permitido captar colores y resplandores más notorios en la pluma de gas.
Las mediciones térmicas recientes mantienen registros relativamente bajos, con temperaturas que rondan los 250 grados Celsius, cifras similares a las de semanas anteriores.
Resumen:
A pesar de la ausencia de explosiones recientes y emisiones relevantes de ceniza, el volcán continúa con una actividad interna considerable, caracterizada por la intensa desgasificación y variabilidad sísmica. Los expertos insisten en que el potencial explosivo sigue presente, por lo que se mantiene el monitoreo constante ante cualquier cambio en el comportamiento del coloso.