Gobierno y Asamblea Legislativa en tensión por configuración del directorio

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San José. La reciente conformación del directorio legislativo para el período 2024-2025 ha agudizado la tensión entre el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa, generando un panorama de confrontación política. Encabezado por Rodrigo Arias Sánchez del Partido Liberación Nacional (PLN) como presidente y Vanessa Castro del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) como vicepresidenta, este directorio ha sido percibido por el gobierno como un bloque opositor que podría obstaculizar su agenda.

El presidente Rodrigo Chaves no tardó en expresar su descontento, calificando públicamente al directorio como un «cáncer político» y acusándolo de frenar el desarrollo nacional. La relación entre Chaves y el Legislativo ya venía marcada por una constante fricción, pero la nueva composición parece haber endurecido todavía más el ambiente. En particular, se ha señalado a figuras como Gloria Navas, primera secretaria del directorio, quien fue objeto de declaraciones despectivas por parte del mandatario, acusándola de proteger intereses criminales al referirse a ella como «narco-abuela».

Por su parte, Rodrigo Arias, presidente de la Asamblea Legislativa, ha insistido en la importancia del diálogo y ha reafirmado que la Asamblea no funcionará como un órgano complaciente, sino como un ente fiscalizador del gobierno, manteniendo el equilibrio de poderes. Vanessa Castro también ha destacado que el directorio debe garantizar el respeto a los procedimientos legislativos.

La controversia subraya la polarización política que vive Costa Rica y plantea retos importantes para la gobernabilidad en los próximos meses:

  • Bloqueos legislativos: La agenda del Ejecutivo podría enfrentar graves retrasos si no se alcanzan consensos mínimos en proyectos clave.
  • Control político: El nuevo directorio promete un mayor escrutinio sobre el gobierno, aumentando las tensiones entre ambos poderes.
  • Escenario electoral anticipado: Esta confrontación podría sentar las bases para una mayor polarización de cara a las elecciones presidenciales de 2026.

Expertos coinciden en que los próximos meses serán determinantes para medir la capacidad de ambas partes para manejar las diferencias sin poner en riesgo la estabilidad institucional. Mientras tanto, el país sigue atento a un panorama político que se perfila aún más conflictivo

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