La fallida captura de Alejandro Arias “Diablo” durante una década refleja un colapso sistémico en la justicia costarricense, con posibles complicidades y errores estratégicos.
Contenido
1. Ineficiencia o corrupción sospechada
- Liberación en 2016: Pese a su historial de homicidios, robos y amenazas, salió libre por vencimiento de prisión preventiva
- Fuga continua desde 2019: Aunque el OIJ ha realizado más de 10 operativos fallidos (solo en 2024), su red de informantes en zonas rurales y movilidad entre Costa Rica-Nicaragua le ha permitido escapar una y otra vez.
- Denuncias de complicidad: Ciudadanos reportan verlo en Limón, Pococí y zonas fronterizas, pero no hay captura
“A mí no me va a cazar nunca… yo soy el que mando”
2. Amenazas a policías y debilidad institucional
- En 2020, ofreció millones de colones por matar agentes del OIJ, un desafío directo al Estado que quedó impune.
- Su impunidad desmoraliza a las fuerzas de seguridad, mientras él expande su red a Guanacaste, Jacó y Sarapiquí.
3. EE.UU. interviene
- La recompensa de $500,000 de la DEA es un reconocimiento de que Costa Rica no pudo capturarlo
- El exministro Mario Zamora admitió:
“Por mil razones… ha sido imposible su captura, un monumento a la impunidad“
- La DEA asume el liderazgo porque:
- Confían más en sus métodos (informantes anónimos, tecnología).
- Desconfían de posibles filtraciones en el OIJ/Poder Judicial.
¿Qué debe cambiar?
- Extradición inmediata: Si se captura, debe ser enviado a EE.UU. para evitar fugas o presiones corruptas.
- Purga en instituciones: Investigar jueces, fiscales y policías en zonas donde opera “Diablo”.
- Fuerza de tarea binacional: Nicaragua es su santuario; sin cooperación regional, seguirá burlándose de la ley.
Conclusión:
- Esta recompensa es la última opción porque el Estado falló.
“La captura de ‘Diablo’ no es solo un operativo policial, es un juicio a la impunidad costarricense”