La inversión millonaria de la Comisión Nacional de Emergencias resguarda casas afectadas, pero deja dudas sobre la ayuda a desalojados.
En el sector de Valladolid, Desamparados, una inversión de 2800 millones de colones ha culminado en una obra monumental para contener deslizamientos que amenazaron a más de 30 familias durante años. Esta iniciativa, liderada por la Comisión Nacional de Emergencias y en colaboración con la municipalidad local, ha sido celebrada por los residentes que ahora pueden «dormir más tranquilos», según expresaron vecinos agradecidos.

Sin embargo, detrás del alivio palpable en la comunidad, persisten las voces de aquellos que fueron desalojados y aún no han recibido respuestas claras ni ayuda adecuada. Isabel Sánchez, una de las afectadas, lamenta que, a pesar de haber comprado legalmente su propiedad años atrás, no ha sido beneficiaria de los programas de asistencia gubernamental, a diferencia de algunas otras familias desalojadas que recibieron bonificaciones.
«Somos 33 vecinos que tuvimos que abandonar nuestras casas debido a las lluvias y la amenaza constante de deslizamientos. A pesar de haber buscado ayuda, no hemos sido atendidos adecuadamente», expresó Sánchez, reflejando la frustración de aquellos cuyas vidas se vieron trastocadas por la catástrofe natural.
El gobierno anterior fue criticado por no actuar desde 2017, cuando se emitieron alertas sobre los peligros inminentes en la zona. A pesar de que la obra recién se ha completado, las secuelas emocionales y financieras para muchos residentes siguen siendo significativas.
La ceremonia oficial de entrega contó con la presencia del presidente de la república, quien destacó la importancia de la inversión para la estabilidad y seguridad de la comunidad. No obstante, las historias de aquellos que aún luchan por reconstruir sus vidas subrayan la complejidad y las deficiencias en la respuesta del gobierno ante emergencias de esta magnitud.
Mientras tanto, en otras partes del país, como en la zona norte afectada recientemente por fuertes lluvias, la evaluación de daños y las labores de rescate continúan. Aunque no se reportaron víctimas mortales, los desafíos persisten para reconstruir infraestructuras clave y garantizar la seguridad de las comunidades vulnerables.
La historia de Valladolid es un recordatorio crudo de los riesgos constantes que enfrentan muchas comunidades costarricenses ante eventos climáticos extremos. A medida que la temporada de lluvias avanza, la vigilancia y la acción preventiva se vuelven aún más cruciales para mitigar futuros desastres y proteger a los más vulnerables.