En las calles del norte de China, los “guotie”, conocidas como empanadas chinas fritas, forman parte del paisaje cotidiano y de la esencia gastronómica local. Su aroma inconfundible, que emerge de los sartenes donde se doran en fila, abre el apetito incluso antes de probarlos.
La preparación de estas empanadas es un arte. La masa, fina y crocante, envuelve un relleno jugoso compuesto por carne, cebollino y un toque de caldo caliente, lo que convierte cada bocado en una explosión de sabor y textura.
Por las mañanas, los guotie suelen acompañarse con leche de soya, en un desayuno clásico que alimenta a trabajadores, estudiantes y transeúntes. En la noche, un plato recién salido del sartén, acompañado de salsa picante casera, se convierte en una comida reconfortante, ideal para cerrar la jornada.
Aunque parecen sencillos, lograr el punto perfecto requiere técnica: la textura de la masa, el tiempo exacto de cocción y ese característico “chiii” del sartén indican que la base está dorada y lista para ser servida.
Cada bocado de guotie guarda la calidez de un hogar y refleja el espíritu vivo de las ciudades del norte de China, donde la tradición y el sabor se funden en una experiencia culinaria auténtica.